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Las muelas del juicio, también conocidas como terceros molares, son los últimos dientes permanentes que salen en adolescentes y adultos jóvenes. Se encuentran en la parte posterior de la boca, por encima de la línea de la mandíbula.
Para muchas personas, las muelas del juicio no causan ningún problema y puede que no sea necesario extraerlas. A veces, las muelas del juicio quedan retenidas o "atascadas" en la mandíbula y se recomienda su extracción. La extracción de las muelas del juicio es una cirugía oral común que la mayoría de las personas en sus veinte y treinta años deben considerar.
La decisión de extraer las muelas del juicio la tomará su dentista o cirujano oral tras una evaluación exhaustiva. Su dentista también puede recomendar la extracción de las muelas del juicio que no causen ningún signo de disfunción o molestia. En algunos casos, las muelas del juicio no causarán ningún problema y puede que no necesiten atención, o que sólo deban ser controladas por el dentista.
Aunque no siempre es necesario extraer las muelas del juicio, es importante comprender los peligros potenciales asociados a dejarlas sin tratar. Una muela del juicio retenida puede causar dolor intenso e infección. Las muelas del juicio no tratadas pueden causar apiñamiento de la dentición existente y desalineación de la mandíbula. En algunos casos, las muelas del juicio pueden causar quistes o tumores en la mandíbula, lo que puede tener graves consecuencias para las estructuras circundantes y otros dientes.
Otros riesgos asociados a dejar las muelas del juicio sin tratar son la acumulación de alimentos y placa, caries, inflamación de las encías y daños en los dientes. Las encías que rodean las muelas del juicio pueden volverse más propensas a la infección, ya que las bacterias pueden acumularse en las pequeñas bolsas causadas por los dientes en erupción.
Debido a estos riesgos, los dentistas suelen recomendar la extracción de las muelas del juicio si no es probable que erupcionen correctamente. La extracción de las muelas del juicio suele ser un procedimiento seguro y eficaz. Se realiza con anestesia local y suele durar unos treinta minutos. Inmediatamente después de la cirugía, puede experimentar hinchazón, dolor y sangrado. Es posible que le receten analgésicos para aliviar las molestias.
Aparte de una higiene bucal regular, la toma de antibióticos si se prescriben y unos cuidados postoperatorios adecuados, existen pocos riesgos asociados a la extracción de las muelas del juicio. En casos raros, la extracción puede causar daño a los nervios o alveolitis seca. Se trata de una inflamación de la cavidad mandibular que puede llegar a ser muy dolorosa. Si experimenta dolor o inflamación graves después de la extracción de las muelas del juicio, llame a su dentista inmediatamente.
En resumen, el dentista decidirá si es necesario extraer las muelas del juicio en función de la posición de los dientes y de las posibles complicaciones futuras. Aunque no siempre es necesario extraer las muelas del juicio, dejarlas sin tratar podría acarrear graves consecuencias. La extracción de las muelas del juicio puede ayudar a proteger su salud oral en general y proporcionar alivio del dolor y otros síntomas asociados con las muelas del juicio impactadas.
Si está considerando la extracción de las muelas del juicio, es importante que hable con su dentista y averigüe qué riesgos puede conllevar el procedimiento. Averigüe si la extracción es médicamente necesaria y, en caso afirmativo, infórmese sobre los posibles beneficios para la salud bucal que podría aportar. Es importante estar informado antes de someterse a cualquier procedimiento quirúrgico, así que asegúrese de preguntar a su dentista cualquier duda que pueda tener sobre su tratamiento.
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